Algunos hablan (como por ejemplo Soledad Gallego-Díaz o Víctor Lenore), desde hace un tiempo, del silencio de los artistas e intelectuales en
los asuntos colectivos, de la falta de implicación y compromiso social y
político de los artistas e intelectuales, en general y salvando las honrosas
excepciones.
Pero no hay aquí, creo, demasiadas preguntas que hacerse. La cosa está muy clara: los intelectuales,
artistas y demás entes estelares se encuentran muy ocupados observando las
señales de los tiempos y hacia donde sopla el viento, para decidir a quien
apoyar con el fin de no perder sus privilegios. Al fin y al cabo hace tiempo
que, rotundamente y con toda claridad, se definieron, en su mayoría, política y moralmente, a favor de los
mercados.
Permanecen en silencio porque no tienen nada que decir que
no sean sus intimidades, sus nimiedades personales, sus artefactos técnicamente
perfectos y vacíos, sus simulacros, sus bienintencionadas y hedónicas artes.
Ponte al día. El debate real está aquí en Internet, blogs y
redes sociales. Los intelectuales y artistas no son sólo los que tienen un
abultado curriculum de premios y honores comerciales/institucionales, intelectuales
y artistas no son sólo los que han logrado la transmutación perfecta (usar y
tirar) del arte en objeto de consumo.
Los intelectuales y artistas ya no son “los” que eran.